El conocimiento que tenemos del cáncer es muy desigual. Seguramente sólo se adquiere conocimiento cierto cuando (médicos y científicos aparte) afecta directamente o en el entorno cercano.

Según datos hechos públicos sobre cáncer colorrectal y su comparación con el conocimiento de otros cánceres, por ejemplo el de mama, queda demostrado que la sociedad tiene un conocimiento bastante más alto del segundo que del primero.

¿Por qué? Posiblemente porque se han difundido más detalles y datos de un cáncer que de otro. Existen tipos de cáncer que son más conocidos, podríamos decir más mediáticos. El conocimiento del cáncer de mama o el de pulmón es considerablemente mayor que el de colon, según los datos presentados. Y no digamos sobre cánceres menos divulgados, como el de timo, por ejemplo.

Más de cien tipos distintos

La sociedad oye hablar de cáncer continuamente. La enfermedad y sus afectados más populares están presentes de forma frecuente. Sin embargo, nuestro conocimiento real es limitado. Y a eso contribuyen gran parte de los entornos relacionados con la enfermedad, con informaciones a veces parciales, a veces insuficientes, a veces sesgadas.

Hay más de cien tipos de cáncer. Pero todavía hay muchas personalidades, incluso dotadas de gran credibilidad, que hablan de la cura del cáncer, cuando no es posible una única cura dada su gran diversidad.

Hay algunos cánceres que son muy divulgados, como el ya citado de mama, y otros que por su rareza apenas se citan, como sería el caso del gliosarcoma, un tipo raro de cáncer de cerebro. Y hay un montón de lugares comunes y conocimientos erróneos sobre el cáncer.

Lugares comunes

Por ejemplo: según destaca la Asociación Española Contra el Cáncer existe la convicción de que el cáncer no se puede prevenir.  Y eso no es cierto. Existen tumores que sí pueden prevenirse (cáncer de pulmón, cáncer de colon), otros pueden detectarse antes de que aparezca el cáncer (cáncer de cuello uterino) y otros pueden ser detectados en fases precoces, como es el caso del cáncer de mama.

Se conocen algunos de los factores que producen algunos tipos de cáncer. Si se evitan o se modifican adoptando hábitos saludables, se podrá disminuir el riesgo. Por ejemplo: el tabaco aumenta sensiblemente el riesgo de cáncer de pulmón; si evitamos su consumo evitaremos, en gran medida, el desarrollo de la enfermedad.

Otro elemento a tener en cuenta es que las pruebas de diagnóstico precoz se suelen realizar en la población que tiene más riesgo. Por ejemplo, la incidencia de cáncer de colon aumenta por encima de los 50 años, por lo que la prueba de detección se aplica en la población de dicha edad.

En la actualidad el tratamiento del cáncer es multidisciplinar, es decir, distintas especialidades médicas trabajan en equipo para elaborar un plan de tratamiento. Se combinan las terapias para ofrecer al paciente las mayores posibilidades de curación de la enfermedad. Por tanto, recibir varios tipos de terapias no significa que la enfermedad sea más grave, o que la persona esté peor, si no que se aplican varios tratamientos para mejorar su eficacia.

Aunque todos conocemos casos de cáncer galopante, hemos de tener muy presente que actualmente más de la mitad de las personas con cáncer se curan, y en otro porcentaje importante el cáncer se convierte en una enfermedad crónica en la que los pacientes poseen una buena calidad de vida.

Desde luego no es plato de gusto. Pero no es siempre, necesariamente, una condena a muerte.